CONFESIONES INTIMAS
Tom: ¡Ven aquí con la cámara! ¡Todos los demás tenían agua caliente y la temperatura en estos momentos está bajo cero! Al menos por la noche sí baja ¿Cuánto baja por la noche?
Bill: Si hubiera lluvia se habría convertido en nieve.
Tom: Totalmente
Bill: Creo que a menos diez o quince.
Tom: Estamos a menos diez al menos por la noche y fui a mi habitación que estaba congelada, incluso podía ver mi aliento. El fuego no funciona, todas las habitaciones están equipadas con mantas eléctricas, pero la mía está rota y tampoco hay agua caliente. Tiritaba de frío intentando dormir y por la mañana me levanté después de haber dormido las cuatro horas que pude dormir. ¡Así que me levanto, está helando, la habitación está a menos diez grados y después tengo que entrar en la ducha y sólo consigo agua CONGELADA! ¿Por qué merezco eso?
Bill: con rastas mojadas en ese baño congelado. Y hay agua fría que corre como de una pajita cayendo de todo mi pelo bajando por mi espalda brrrr, frío y me lo estoy secando
Tom: ¡No quiero oír más quejas!
Bill: Tom, me has oído, el fuego de la habitación de Gustav funciona. Nosotros tres estamos aquí en el mismo barco.
Tom: Cierto, pero tú tienes agua caliente y una manta eléctrica, cosa que yo no tengo.
Bill: Bueno, ok. Por lo menos tengo agua caliente.
Georg: Tom, sabes que le tienes que dar al botón rojo :-]
Bill: ¡Tom, también puedes tomar una ducha en mi habitación si quieres!
Tom: e iré por ahí en ropa interior!
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En definitiva: Tom sigue lloriqueando
Tom: debería haber habido una cámara en nuestros cuartos llevábamos esa extraña ropa interior. Era básicamente la ropa de trabajo y llevaba unos calcetines de algodón enormes y un sombrero. Así fue como me metí en la cama, pero después mi estúpida manta eléctrica no funcionaba. Finalmente, después de dos horas empezaba a estar caliente bajo mi manta eléctrica y después me levanto por la mañana, sigue estando oscuro, helando hay mucha corriente de aire y me meto en la ducha y el agua estaba casi caliente
Entrevistador: Suena mal
Tom: ni los espejos se empañaban. Después abres el grifo en el lavadero y te tienes que lavar la cara con agua helada. Ya no podía sentir nada más, todo se volvió azul ¡loco!
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¡Ahora un poco de diversión!
Georg: ¡Bailad! oh, necesito cambiar.
Bill: Tíos, estoy muy rígido. ¿Eres flexible?
Georg: ¿A cuánto te refieres?
Bill: Bueno, llegar a más que
Tom: Tocarte los pies, por ejemplo.
Georg: ¿Tocarme los pies así?
Bill: Para mi es imposible.
Tom: Yo tampoco puedo hacerlo.
Bill: Esto es lo más lejos que puedo llegar
Tom: yo no puedo llegar más lejos de esto.
TH Staff: A ver
Bill: Aquí ya me duele.
Gustav: Bill, yo solo llego hasta aquí.
Bill: Tú simplemente no creciste del modo correcto.
Gustav: Esta parte me bloquea para poder llegar más lejos.
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Gustav: En este viaje Georg ya ha dicho locus (sinónimo de lavabo) cincuenta veces. YA no ha dicho otra cosa.
Georg: Locus es una palabra fantástica.
Tom: Cuando voy en el avión y hay esa presión tíos ¿no necesitáis, también, tener un vertedero en el avión?
Gustav: Sí, la verdad.
Georg: Durante el aterrizaje tengo ataques locos de pedos.
Gustav: Sí, también.
Georg: No puedo pararlo.
Gustav: De ningún modo.
Georg: Todo el mundo tiene que tirarse pedos en estas situaciones. ¡Apuesto que incluso las mujeres!
Gustav: Absolutamente. Alguien me dijo una vez que los humanos expulsamos 40 litros de gases de pedos al día.
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